lunes, 3 de noviembre de 2014

La importancia de la respiración

La respiración es esencial para la vida y la respiración consciente es una parte muy importante para la salud física y psicológica. 
Aunque todos respiramos, con el paso de los años se va perdiendo la respiración natural, sustituyéndose por una forma superficial y acelerada, en la cual se utiliza la parte alta del tórax, logrando una mayor activación corporal y tensión.
La respiración profunda y tranquila es un gran antídoto para el estrés, y es una de las formas más sencillas para lograr la relajación. 
Con el aumento de la capacidad respiratoria, desarrollada a través de ejercicios de respiración, se lleva mayor cantidad de oxígeno al cerebro, lo que se traduce en mayor sensación de conciencia y bienestar. 
El cerebro recibe la señal de que todo va bien, que no existe peligro y que no tiene que disponerse para "luchar", aumentando el estado de relajación física al descender la activación del sistema nervioso simpático.
La ciencia ha demostrado que la respiración controlada de manera consciente puede mejorar el humor, promover la relajación, proteger contra los efectos del estrés, ayudar a controlar el dolor y aliviar una amplia gama de síntomas, como dolores de cabeza e indigestión.
La manera  más beneficiosa de respirar, es inhalar completamente, llenando de aire el abdomen; luego, llevar el aire lentamente a los pulmones, expandiéndolos completamente y, después, exhalar lenta y completamente, utilizando el doble de tiempo que al inhalar. 
Además al enfocar nuestra atención de forma consciente en nuestra respiración, estamos practicando la respiración consciente, atendiendo al momento presente, una forma básica de meditación.


Al cambiar el ritmo y la profundidad de nuestra respiración podemos empezar a cambiar nuestros patrones de conducta.

Ejercicio básico para el aprendizaje en respiración consciente

1. Tiéndase en el suelo sobre alfombra, esterilla o manta. Colóquese con las piernas estiradas, ligeramente separadas una de otra, las puntas de los pies mirando ligeramente hacia fuera, los brazos a los lados del cuerpo sin tocarlo y con las palmas de las manos mirando hacia arriba, con los ojos cerrados.
Una luz tenue, velas, incienso, temperatura cálida y música ambiental facilitan la relajación.
2. Dirija la atención hacia su respiración. Coloque sus manos sobre su estómago. Inspire por la nariz, lentamente, y expulse suavemente el aire por la boca. 
3. Debe notar que su estómago se eleva cuando toma aire y baja cada vez que lo suelta, recorriendo 
desde el abdomen hacia los pulmones.

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