domingo, 27 de diciembre de 2015

Caricias

Los seres humanos somos animales sociales, y como tal, necesitamos de otros para sobrevivir.  Esta necesidad biológica nos lleva a buscar atención, refuerzo, amor y cariño de los demás.
 Ya desde bebé cuando nacemos necesitamos constantemente atención y cuidado, y  esta necesidad se prolonga a lo largo de nuestra vida, aunque manifestándose de forma diferente.  Esta necesidad de reconocimiento y atención se satisface a través de las CARICIAS.

Según la corriente psicológica del Análisis transaccional una CARICIA es una unidad de reconocimiento o de atención, puede ser cualquier estímulo social dirigido de un ser a otro, reconociendo su existencia, “te reconozco como persona”, “Sé que estás aquí”.


Existen dos tipos de caricias, las positivas y las negativas.

·         Caricias positivas; son aquellas que nos hacen sentir bien, nos dan sensación de bienestar y aumentan nuestra autoestima. Por ejemplo: Un beso, un abrazo, un gesto cariñoso, un halago, reconocimiento, etc.
Algunas caricias que parecen ser positivas pueden ser perjudiciales dependiendo de su uso, cuando:
Son excesivas y/o estereotipadas, tienen intención de manipular a los demás, excluyen otras caricias, y aprueban comportamientos inadecuados.

·         Caricias negativas; son aquellas que nos hacen sentir mal causándonos dolor, daño moral o físico y disminuyen nuestra autoestima. Por ejemplo: insultos, golpes, gestos de desaprobación, gritos, etc.
Otras caricias negativas son las siguientes:

ü  Caricias de lástima, que fomentan el desvalimiento o disminuyen la autoestima. “pobrecilla, que pena que no…”
ü  Insultos disfrazadas de broma.
ü  Comparaciones, “pintas muy bien, pero mira que trabajo tan bueno a hecho María”.
ü  Falsas caricias: Pueden parecer positivas pero no lo son, “eres muy fuerte para ser una chica”.
ü  Insinceras, no se sienten de verdad, se hacen por cumplir.


Hay veces que no obtenemos las caricias que necesitamos, o no son las adecuadas, o no expresamos la necesidad de estas caricias e igualmente no las ofrecemos, todo ello dependerá de nuestras normas internas establecidas de caricias. 
Como he comentado todo ser humano tiene necesidad biológica de ser reconocido, y  a falta de caricias positivas las personas buscamos caricias negativas, ya que son preferibles a no tener caricias. Por ejemplo, un niño muy bueno y responsable nunca es halagado o no recibe ningún tipo de atención cuando se comporta así, sin embargo cuando hace alguna travesura sus padres tienden a castigarle y por lo tanto mostrar atención e interés. Este niño prefiere tener caricias negativas que la desatención de sus padres, aunque sea en forma de gritos y castigo.

Claude Steiner afirma que existen unas Leyes de economía de caricias que son una serie de normas provenientes de los padres que son irracionales y prejuiciosas e impiden un libre y sano intercambio de estímulos sociales constructivos,  produciéndose así escasez de caricias y obligando a las personas a buscarlas de manera forzada, artificiosa y complicada.
A pesar de ello, esas normas son aceptadas por numerosas culturas, grupos y organizaciones, provocando daños que abarcan desde la simple insatisfacción, hasta infelicidad matrimonial y familiar, depresiones, adiciones, alcoholismo, obesidad, trastornos psicosomáticos,…
Estas leyes de escasez de caricias impiden un sano desarrollo de la persona consigo misma y con su alrededor, por lo que es muy importante conocerlas, evitarlas y modificarlas por las leyes de la abundancia de caricias, que nos hacen sentir bien y felices.

LEYES DE ESCASEZ DE CARICIAS

1.No des las caricias positivas que corresponden.
2.No aceptes las caricias positivas que merezcas.
3.No pidas las caricias positivas que necesites.
4.No te des las caricias positivas a ti mismo.
5.No rechaces las caricias negativas destructora.

LEYES DE ABUNDANCIA DE CARICIAS

1. Da abundantes caricias positivas cuando corresponda.
2. Acepta las caricias positivas que mereces.
3. Pide las caricias positivas que necesitas.
4. Date caricias positivas a ti mismo.
5. No aceptes caricias negativas destructoras.

 ¿Y tú, quieres vivir en la abundancia de dar y recibir caricias? J J

lunes, 30 de noviembre de 2015

TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO O AFECTIVOS : Depresión



¿Qué son los trastornos afectivos?

Los trastornos del estado ánimo incluyen los trastornos que tienen como característica principal una alteración del humor. A nivel diagnóstico los trastornos del estado de ánimo parten del concepto de episodio afectivo (depresivo, maníaco e hipomaníaco), quedando los trastornos definidos en términos de la duración de estos episodios y de la combinación de episodios que se observe.  Si solo tiene un episodio depresivo, sería Trastorno Depresivo Mayor único episodio.

¿Qué es el estado de ánimo?

 El estado de ánimo es el humor o tono sentimental, agradable o desagradable, que acompaña a un pensamiento o situación y se mantiene por algún tiempo. Es un estado, una forma de estar o permanecer, que expresa matices afectivos y cuya duración es prolongada, de horas o días. Cuando este tono se mantiene habitualmente o es el que predomina a lo largo del tiempo, hablamos de humor dominante o estado fundamental de ánimo.
A diferencia de las emociones, como el miedo o la sorpresa, un estado de ánimo es menos intenso, más duradero (puede durar horas o días), y menos específico (menos dado a ser activados por un determinado estímulo o evento).
También se diferencian del temperamento o la personalidad, las cuales son actitudes permanentes en el tiempo. No obstante, determinados tipos de personalidades pueden predisponer al sujeto a unos determinados estados de ánimo. 
En el lenguaje popular se habla de ánimo o humor, en el lenguaje científico, se habla de timia (estado), de función tímica, de afectos (estados psíquicos que expresan matices afectivos).
Los estados de ánimo suelen tener una determinada valencia, o lo que es lo mismo, se suele hablar de buen y de mal estado de ánimo; activado o deprimido. Siendo la eutimia el estado de ánimo normal, esto es, situado entre la hipertimia y la distímia o, más radicalmente, entre la manía y la depresión.

¿Cómo se clasifican los trastornos?

Los trastornos del estado de ánimo están divididos en trastornos depresivos («depresión unipolar, Distimia), trastornos bipolares y dos trastornos basados en la etiología o causa: trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica y trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias.
Los trastornos depresivos (p. ej., trastorno depresivo mayor, trastorno distímico y trastorno depresivo no especificado) se distinguen de los trastornos bipolares por el hecho de no haber historia previa de episodio maníaco, mixto o hipomaníaco. Los trastornos bipolares (p. ej., trastorno bipolar I, trastorno bipolar II, trastorno ciclotímico y trastorno bipolar no especificado) implican la presencia (o historia) de episodios maníacos, episodios mixtos o episodios hipomaníacos, normalmente acompañados por la presencia (o historia) de episodios depresivos mayores. 

  • El trastorno depresivo mayor se caracteriza por uno o más episodios depresivos mayores (p. ej., al menos 2 semanas de estado de ánimo depresivo o pérdida de interés acompañados por al menos otros cuatro síntomas de depresión). 
  • El trastorno depresivo distímico se caracteriza por al menos 2 años en los que ha habido más días con estado de ánimo depresivo que sin él, acompañado de otros síntomas depresivos que no cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor. 

  • El trastorno depresivo no especificado se incluye para codificar los trastornos con características depresivas que no cumplen los criterios para un trastorno depresivo mayor, trastorno distímico, trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o trastorno adaptativo con estado ánimo mixto ansioso y depresivo (o síntomas depresivos sobre los que hay una información inadecuada o contradictoria). 
  • El trastorno bipolar I se caracteriza por uno o más episodios maníacos o mixtos, habitualmente acompañados por episodios depresivos mayores.
  •  
  • El trastorno bipolar II se caracteriza por uno o más episodios depresivos mayores acompañados por al menos un episodio hipomaníaco. 
  • El trastorno ciclotímico se caracteriza por al menos 2 años de numerosos episodios de síntomas hipomaníacos que no cumplen los criterios para un episodio maníaco y numerosos períodos de síntomas depresivos que no cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor. 
  • El trastorno bipolar no especificado se incluye para codificar trastornos con características bipolares que no cumplen criterios para ninguno de los trastornos bipolares específicos definidos en esta sección (o síntomas bipolares sobre los que se tiene una información inadecuada o contradictoria). 
  • El trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica se caracteriza por una acusada y prolongada alteración del estado de ánimo que se considera un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica. 
  • El trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se caracteriza por una acusada y prolongada alteración del estado de ánimo que se considera un efecto fisiológico directo de una droga, un medicamento, otro tratamiento somático para la depresión o la exposición a un tóxico. 
  • El trastorno del estado de ánimo no especificado se incluye para codificar los trastornos con síntomas afectivos que no cumplen los criterios para ningún trastorno del estado de ánimo y en los que es difícil escoger entre un trastorno depresivo no especificado y un trastorno bipolar no especificado (por ej. una agitación aguda). 

TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR

¿Qué es la Depresión?

La depresión es, ante todo, un trastorno del estado de ánimo o del humor. La depresión es una de las dolencias más comunes de la humanidad: una de cada cinco personas sufre o ha sufrido algún tipo de trastorno depresivo. 

Episodio depresivo mayor

El episodio depresivo mayor se caracteriza por un estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades durante al menos 2 semanas y la mayor parte del día. En niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de triste. Además el sujeto debe experimentar al menos otros cuatro síntomas que incluye cambios de apetito o peso, del sueño y de la actividad psicomotora; falta de energía; sentimientos de infravaloración o culpa; dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas. El episodio debe acompañarse de un malestar clínico significativo o de deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. En algunos sujetos con episodios leves la actividad puede parecer normal, pero a costa de un esfuerzo muy importante.

La aparición de los síntomas

Los síntomas de un episodio depresivo mayor suelen desarrollarse a lo largo de días o semanas, en ocasiones precedido de semanas o meses de síntomas ansiosos y síntomas depresivos leves. La duración de un episodio depresivo mayor también es variable, lo habitual es que un episodio no tratado dure 6 meses o más, independientemente de la edad de inicio. En la mayoría de los casos hay una remisión completa de los síntomas y puede volver a funcionar normalmente.
Entre el 20 o el 30 % de los episodios depresivos mayores remite parcialmente, algunos síntomas depresivos persisten durante meses o incluso años, aunque no con tanta intensidad e incapacitación. Estas personas presentan una mayor probabilidad de sufrir nuevos episodios depresivos.
Entre el 5-10 %, el episodio depresivo mayor se vuelve crónico y puede llegar a durar 2 o más años.
Los estudios realizados indican que los episodios depresivos aparecen con el doble de frecuencia en mujeres que en varones. Una proporción importante de mujeres refieren un empeoramiento de los síntomas del episodio depresivo mayor unos días antes del inicio de la menstruación.

¿Cómo se manifiesta la depresión?

Los signos de la depresión pueden agruparse en las siguientes categorías:

Síntomas anímicos: La tristeza es el síntoma más llamativo, en otras ocasiones puede aparecer irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo. La tristeza del depresivo es diferente a la tristeza que se experimenta ante situaciones negativas de la vida (duelo, ruptura, fracasos, etc.), es más intensa, les resulta difícil de explicar, desconocen cómo les ha sobrevenido y tienden a localizarla en el cuerpo.

Síntomas motivacionales y conductuales: la inhibición, la apatía, las dificultades para expresar lo que siente (alexitimia) o para experimentar placer (anhedonia) o para tomar decisiones cotidianas. En ocasiones graves la inhibición puede llegar a una lentitud en el habla y en el comportamiento (retardo psicomotor) y en casos muy severos en mutismo y parálisis motora (estupor depresivo).

Síntomas cognitívos: Se producen alteraciones en los procesos (memoria, atención y concentración) como en los contenidos (ej., pensamientos negativos sobre si mismo, su entorno, y el futuro; ideaciones suicidas)

Síntomas físicos: Los problemas más frecuentes suelen darse en la alimentación, el sueño y en el deseo y funcionamiento sexual.

Síntomas interpersonales: Los más frecuentes son el aislamiento y el rechazo.


Tratamiento

Las técnicas psicoterapéuticas más utilizadas en la depresión son la terapia de apoyo, las terapias breves de orientación psicoanalítica y las terapias de orientación cognitivo-conductual. Existen técnicas psicoterapéuticas específicas, como la terapia grupal, de familia o de pareja, que se utilizan en los casos en que las relaciones interpersonales, familiares o conyugales pueden desencadenar o perpetuar la depresión.
El tratamiento de los trastornos depresivos, al ser fenómenos complejos, debe integrar diversas técnicas. La terapia combinada psicofarmacológica-psicoterapéutica ha demostrado mayor eficacia que cada una de ellas por separado. La elección de las técnicas de tratamiento (farmacólogicas, psicoterapéuticas o ambas), debe basarse en un diagnóstico adecuado y en criterios técnicos.
Es imprescindible que el terapeuta suministre una información básica del trastorno, del tratamiento y del pronóstico del mismo a la persona deprimida y a los familiares.

Intervención

Evaluar e intervenir en el riesgo de suicidio.
Mejorar el estado de ánimo.
Aumentar las actividades.
Modificar el contexto aversivo. Buscar reforzadores positivos y fuentes de placer.

martes, 17 de noviembre de 2015

Fobias

·        ¿Qué es una fobia específica? 

Las fobias específicas se encuentran dentro del grupo de trastornos de ansiedad.
El manual de diagnostico de los trastornos mentales (DSM-IV) define a una fobia como “temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos”.
La fobia específica se caracteriza porque la persona que la padece experimenta el miedo y el malestar asociados a determinado estímulo en particular (por ejemplo, fobia a las tormentas, a las arañas o a los payasos). 
La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación determinada. Las personas consideran su miedo como irracional, pero les causa a quien la padece un temor intenso que puede desembocar en síntomas físicos tales como mareos, náuseas o palpitaciones, y hasta derivar en un ataque de pánico. 
En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o abrazos. 
Existe un tipo de fobia, la fobia social, que es más amplia y se refiere a la relación de la persona con los demás, de la que hablaremos en el próximo programa.

Orígenes de las fobias

Para las teorías más biológicas los estímulos fóbicos son normalmente objetos o situaciones que supusieron un peligro real en el pasado de nuestra evolución y ante los que aún se reacciona como si fuesen peligrosos. Además existe también un gran peso de transmisión familiar.
Las teorías de aprendizaje dicen que existe una respuesta adquirida de miedo por la  asociación entre un objeto o situación fóbico con una experiencia negativa. Puede ser por vivencia propia u observación.

·       Quiénes padecen fobias específicas y cómo afecta sus vidas?

Las fobias son un trastorno psicológico muy frecuente, las estimaciones hablan de que entre un 5 y un 10% de la población padece algún tipo de fobia. Sin embargo, con respecto a las fobias específicas, la tasa de individuos cuya vida se ve drásticamente afectada por las mismas es muy inferior. Esto se debe a que depende si el estímulo que desencadena la fobia es algo frecuente en la vida de la persona, o por el contrario, es algo que se puede evitar.
Por ejemplo, si una persona que vive en un entorno urbano tiene ofidiofobia, o fobia a las serpientes, le basta con no visitar el serpentario en las visitas al zoológico. Sin embargo, si tiene claustrofobia (miedo al encierro) y esta fobia no le permite tomar un elevador aún cuando vive en un decimoquinto piso, probablemente la fobia le traiga complicaciones en su vida cotidiana, sus rutinas laborales, familiares o sociales. 

·        Tipos de fobias específicas

Las fobias específicas pueden clasificarse en diversos subtipos según cuál es el objeto o la situación que detona el miedo. Por ejemplo:


  • Tipo animal: Es un subtipo de fobia que suele aparecer en la infancia. El miedo se refiere a ciertos animales o insectos. Una persona puede padecer más de una fobia: por ejemplo, bufonofobia (miedo a los sapos) y musofobia (miedo a los ratones).
  • Tipo situacional: Este subtipo puede iniciarse, o bien en la segunda infancia, o bien después de los veinte años. Se trata de un miedo que se detona ante situaciones específicas como viajar en avión, atravesar un túnel, encontrarse en un recito cerrado, etc.
  • Tipo ambiental: Este subtipo también suele tener su origen en la infancia del paciente. Se refiere al miedo a situaciones propias del entorno natural o fenómenos climáticos tales como las tormentas, los rayos o relámpagos, etc.
  • Tipo sangre-inyecciones-daño: Este subtipo suele presentar una incidencia familiar (lo padecen los hijos de padres con la misma fobia) y se caracteriza porque ante el estímulo, a la persona le baja la presión, se desmaya o sufre de mareos. Se trata de un miedo extremo a la sangre, a las inyecciones, transfusiones de sangre, cirugías o cualquier intervención invasiva.
  • Otros tipos: Algunas fobias específicas no se ubican en ninguno de los subtipos anteriores, ya que hay un amplio espectro de estímulos que pueden desencadenar temor y fobias. Por ejemplo, el miedo al vómito, el miedo a los espejos, el temor de los niños pequeños a los ruidos fuertes, a las personas disfrazadas, a las marionetas o a los muñecos, etc.
Las fobias específicas varían según el sexo: por lo general, su incidencia es mayor en las mujeres que en los hombres. Ellas suelen padecer fobias específicas del subtipo animal o situacional, mientras que la incidencia de los hombres es mayor cuando se trata del tipo sangre-inyecciones-daño, donde se igualan a las mujeres. 

·        Tratamientos  específicos para fobias simples

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico de las fobias específicas son los basados en técnicas de modificación de conducta. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más efectivas:

-Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de las fobias en particular: mecanismos básicos, procesos de condicionamiento, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

-Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema.

-Respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.

-Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
(técnica primordial y necesaria en cualquier tratamiento de fobia)

-Desensibilización sistemática: combinación de técnicas de relajación con el enfrentamiento gradual a estímulos fóbicos.

-Prevención de respuesta o inundación: consiste básicamente en impedir las respuestas de evitación

-Modelado operante: Inicialmente el paciente observa a un modelo, otra persona, que se enfrenta a las situaciones que él teme sin sufrir consecuencias desagradables. Después el paciente, progresivamente, con ayuda del terapeuta trata de emitir respuestas adaptativas a la situación, a pesar de que persista cierto grado de ansiedad.

-Medicación: En el tratamiento de las fobias simples no se aconseja el uso de psicofármacos, salvo en algunos casos al inicio del tratamiento, o si existen problemas depresivos.

-Materieles de autoayuda, como complemento de la terapia, y/o soporte de las "tareas para casa".


Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de las fobias simples. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Cuento de AMOR



“Te amo” - dijo el principito…

-“Yo también te quiero” - dijo la rosa.

-“No es lo mismo” - respondió él…

"Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía…Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.

Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.

Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo. Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de vos, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.

Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí.

Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.”

-“Ya entendí” - dijo la rosa.

-” No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Autocontrol emocional y visión de afrontamiento con la frase llave

FRASE LLAVE

La frase llave es una técnica utilizada en personas con inestabilidad emocional, pero puede ser utilizada como un recurso para cualquier persona que en momentos de excesivo estrés y malestar pierdan el control y necesiten cortar con el circuito negativo y pasar a la acción positiva y de afrontamiento.

La frase clave fue propuesta por Gendlin en 1969. Su autor la definió como una autoverbalización que ha de ser lo suficientemente significativa para la persona como para hacerle cambiar de actitud y ayudarle al afrontamiento. Además consideró que fuese muy importante que fuese el propio usuario quien la elaborase, para que así sea lo suficientemente personal y motivante como para que le ayude a abandonar cuanto antes los pensamientos que le llevarían a conductas inadaptadas y sustituirlos por otros que le orienten hacia el afrontamiento.

En el modelo integrado de la terapia icónica se le denomina “frase llave”, y se usa para cambiar la respuesta inicial ante la frustración (autolamentación y/o culpabilización a otros y /o escape) hacía una actitud de afrontamiento que permita al sujeto analizar la situación y buscar alternativas.
Concretamente, esta frase debe actuar como una autoinstrucción que le facilite posicionarse ante la frustración, con la intención de afrontarla adecuadamente y “no dejarse llevar” por la carga emocional del momento (un ejemplo de este tipo de instrucción puede ser: “Tranquilo. ¿Qué puedo hacer?).

Como puede verse en la segunda parte de esta frase llave, la persona focaliza su atención hacia el afrontamiento en lugar de hacerlo hacia su malestar o frustración.

La frase debe albergar un espíritu de lucha, no solo de resultados. Ejemplo: “Yo puedo” sería una mala frase llave porque podría ser poco realista cuando las circunstancias impidan el resultado esperado. Por el contrario “¿Qué puedo hacer?” sería una buena frase llave porque focalizaría la atención hacía estrategias y distintas alternativas de solución. Además esta frase debe ser aplicable a cualquier situación de frustración y cada persona no debe seleccionar más de una, ya que en los momentos de carga emocional no se encontrará en condiciones de elegir la frase más adecuada, y ante este intento de elección podría ser más fácilmente arrastrado por el impulso emocional.

La frase llave es una forma de romper el circuito cerrado de conductas inadaptadas o inestables que presenta la persona ( 3 columnas primeras del modelo) y lograr que se translade al circuito de afrontamiento (cuarta columna del modelo integrado). La frase llave sirve de puente entre ambos circuitos, ayudando a la persona a detener los pensamientos negativos, tomar distancia y posicionarse en condiciones de analizar el conflicto o frustración.


Una vez conseguido el cambio de actitud hacia la búsqueda de soluciones, el sujeto puede ayudarse a encontrar alternativas siguiendo las flechas del modelo integrado, donde la siguiente estrategia encontrada sería “enfriamiento emocional”.


jueves, 30 de abril de 2015

Fobias

·         ¿Qué es una fobia específica? 

Las fobias específicas se encuentran dentro del grupo de trastornos de ansiedad.
El manual de diagnostico de los trastornos mentales (DSM-IV) define a una fobia como “temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos”. La fobia específica se caracteriza porque la persona que la padece experimenta el miedo y el malestar asociados a determinado estímulo en particular (por ejemplo, fobia a las tormentas, a las arañas o a los payasos). La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación determinada. Las personas consideran su miedo como irracional, pero les causa a quien la padece un temor intenso que puede desembocar en síntomas físicos tales como mareos, náuseas o palpitaciones, y hasta derivar en un ataque de pánico. En los niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o abrazos. 
Existe un tipo de fobia, la fobia social, que es más amplia y se refiere a la relación de la persona con los demás, de la que hablaremos en el próximo programa. 

Orígenes de las fobias

Para las teorías más biológicas los estímulos fóbicos son normalmente objetos o situaciones que supusieron un peligro real en el pasado de nuestra evolución y ante los que aún se reacciona como si fuesen peligrosos. Además existe también un gran peso de transmisión familiar.
Las teorías de aprendizaje dicen que existe una respuesta adquirida de miedo por la  asociación entre un objeto o situación fóbico con una experiencia negativa. (Leo caso real que esta al final del texto). Puede ser por vivencia propia u observación.

·         ¿Quiénes padecen fobias específicas y cómo afecta sus vidas?

Las fobias son un trastorno psicológico muy frecuente, las estimaciones hablan de que entre un 5 y un 10% de la población padece algún tipo de fobia. Sin embargo, con respecto a las fobias específicas, la tasa de individuos cuya vida se ve drásticamente afectada por las mismas es muy inferior. Esto se debe a que depende si el estímulo que desencadena la fobia es algo frecuente en la vida de la persona, o por el contrario, es algo que se puede evitar.
Por ejemplo, si una persona que vive en un entorno urbano tiene ofidiofobia, o fobia a las serpientes, le basta con no visitar el serpentario en las visitas al zoológico. Sin embargo, si tiene claustrofobia (miedo al encierro) y esta fobia no le permite tomar un elevador aún cuando vive en un decimoquinto piso, probablemente la fobia le traiga complicaciones en su vida cotidiana, sus rutinas laborales, familiares o sociales. 

·         Tipos de fobias específicas

Las fobias específicas pueden clasificarse en diversos subtipos según cuál es el objeto o la situación que detona el miedo. Por ejemplo:

Tipo animal: Es un subtipo de fobia que suele aparecer en la infancia. El miedo se refiere a ciertos animales o insectos. Una persona puede padecer más de una fobia: por ejemplo, bufonofobia (miedo a los sapos) y musofobia (miedo a los ratones).

Tipo situacional: Este subtipo puede iniciarse, o bien en la segunda infancia, o bien después de los veinte años. Se trata de un miedo que se detona ante situaciones específicas como viajar en avión, atravesar un túnel, encontrarse en un recito cerrado, etc.

Tipo ambiental: Este subtipo también suele tener su origen en la infancia del paciente. Se refiere al miedo a situaciones propias del entorno natural o fenómenos climáticos tales como las tormentas, los rayos o relámpagos, etc.

Tipo sangre-inyecciones-daño: Este subtipo suele presentar una incidencia familiar (lo padecen los hijos de padres con la misma fobia) y se caracteriza porque ante el estímulo, a la persona le baja la presión, se desmaya o sufre de mareos. Se trata de un miedo extremo a la sangre, a las inyecciones, transfusiones de sangre, cirugías o cualquier intervención invasiva.

Otros tipos: Algunas fobias específicas no se ubican en ninguno de los subtipos anteriores, ya que hay un amplio espectro de estímulos que pueden desencadenar temor y fobias. Por ejemplo, el miedo al vómito, el miedo a los espejos, el temor de los niños pequeños a los ruidos fuertes, a las personas disfrazadas, a las marionetas o a los muñecos, etc.

Las fobias específicas varían según el sexo: por lo general, su incidencia es mayor en las mujeres que en los hombres. Ellas suelen padecer fobias específicas del subtipo animal o situacional, mientras que la incidencia de los hombres es mayor cuando se trata del tipo sangre-inyecciones-daño, donde se igualan a las mujeres. 

·         Tratamientos  específicos para fobias simples

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico de las fobias específicas son los basados en técnicas de modificación de conducta. He aquí una relación de aquellas técnicas consideradas más efectivas:

-Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y de las fobias en particular: mecanismos básicos, procesos de condicionamiento, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

-Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento del problema.

-Respiración diafragmática lenta y relajación muscular progresiva.

-Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas
(técnica primordial y necesaria en cualquier tratamiento de fobia)

-Desensibilización sistemática: combinación de técnicas de relajación con el enfrentamiento gradual a estímulos fóbicos.

-Prevención de respuesta o inundación: consiste básicamente en impedir las respuestas de evitación

-Modelado operante: Inicialmente el paciente observa a un modelo, otra persona, que se enfrenta a las situaciones que él teme sin sufrir consecuencias desagradables. Después el paciente, progresivamente, con ayuda del terapeuta trata de emitir respuestas adaptativas a la situación, a pesar de que persista cierto grado de ansiedad.

-Medicación: En el tratamiento de las fobias simples no se aconseja el uso de psicofármacos, salvo en algunos casos al inicio del tratamiento, o si existen problemas depresivos.

-Materieles de autoayuda, como complemento de la terapia, y/o soporte de las "tareas para casa".


Estos son algunos de los recursos terapéuticos más conocidos y probados en el tratamiento de las fobias simples. Se ha de tener en cuenta no obstante, que estos trastornos pueden venir asociados a otros problemas, que requieren también un abordaje, en el contexto de un tratamiento integrado y convenientemente articulado. El tratamiento, en rigor, no lo es de la fobia, sino de la persona que lo padece, en relación, naturalmente, con la demanda que efectúa.


miércoles, 8 de abril de 2015

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO



¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?


El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es uno de los problemas de ansiedad más sobresalientes, ya que presentauna florida sintomatología,como la recurrencia de pensamientos percibidos como ajenos y las compulsiones ligadas al alivio del malestar que le produce, caracterizandolo como el trastorno de ansiedad más grave y limitante.

Padecer TOC significa tener obsesiones, compulsiones o ambas cosas.


Las obsesiones se definen según los dos aspectos siguientes:

Pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten constantemente. Estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales son indeseados y causan mucha ansiedad o estrés.


La persona que tiene estos pensamientos, impulsos o imágenes mentales trata de ignorarlos o de hacer que desaparezcan.


Las obsesiones son de mayor entidad que las preocupaciones más o menos excesivas de la vida normal, son combatidos por el paciente, quien, aun reconociéndolos como propios, se ve incapaz de controlarlos.


Las compulsiones se definen según los dos aspectos siguientes:

Conductas repetitivas (por ejemplo, lavarse las manos, colocar cosas en un orden específico o revisar algo una y otra vez como cuando se verifica constantemente si una puerta está cerrada) o pensamientos repetitivos (por ejemplo, rezar, contar números o repetir palabras en silencio una y otra vez o según ciertas reglas que se deben seguir estrictamente en orden para que la obsesión desaparezca).


El propósito de estas conductas o pensamientos es prevenir o reducir la angustia, o evitar una situación o acontecimiento temido. Sin embargo, estas conductas o pensamientos no tienen relación con la realidad o son claramente exagerados.


Existen otros requisitos para que estas conductas se consideren trastorno OB-COM:


Las obsesiones o compulsiones consumen mucho tiempo (más de una hora por día), o causan una intensa angustia o interfieren en forma significativa con las actividades diarias de la persona.


Los síntomas no se deben al consumo de medicamentos u otras drogas ni a otra afección.


Si la persona padece otro trastorno al mismo tiempo, las obsesiones o compulsiones no se pueden relacionar tan solo con los síntomas del trastorno adicional. Por ejemplo, para recibir el diagnóstico del TOC, una persona que padezca un trastorno de la alimentación también debe tener obsesiones o compulsiones que no se relacionen solo con los alimentos.



Tipos de TOC


  • Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.


  • Verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.


  • Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas.


  • Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.


  • Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.


  • Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar la ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.


  • Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores.


  • Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual.



¿Manías y TOC?


No debe confundirse con las «manías» o rituales que podemos tener todos respecto a algunas cuestiones de nuestra vida diaria.


Las obsesiones en el TOC invaden la mente de la persona, y esta no puede sentirse tranquila hasta que no realiza la compulsión que la calma. A diferencia de las «manías» las obsesiones crean angustia, no son controlables, son persistentes y disfuncionales, y afectan, en mayor o menor medida, el funcionamiento normal del sujeto en su vida cotidiana. Así mismo preocupaciones o pensamientos puntuales repetitivos e intrusivos, o conductas de rutina de tipo compulsivo son normales en la población general, y no limitan la vida del individuo. En el TOC la intensidad, frecuencia y duración de tales pensamientos y conductas son exagerados.


Epidemiologia( Porcentaje)



El 90% de los casos se dan ambos componentes: obsesivo y compulsivo. Solo en el 2% de los casos se da obsesión sin compulsión.


La prevalencia del TOC es baja, un 2,5% de la población general y con misma proporción de hombre y mujeres.


La edad media de inicio está entre los 22 y 35 años, comenzado en el 65% de los casos antes de los 25 años, durante la infancia o adolescencia, y en muy pequeño porcentaje (15%) después de los 35. Este trastorno se inicia de un modo gradual, sin un claro precipitante. No obstante, en algunos casos su aparición se ha visto asociada a determinados cambios, como es el caso de su ocurrencia postparto.


El TOC produce una alta incapacitación a nivel sobre todo social: familiares y laborales, en las que la recurrencia de los rituales compulsivos plantean dificultades serias al comportamiento cotidiano, teniendo en cuenta la cronicidad y persistencia del trastorno.


Génesis


Como la mayoría de los problemas de índole psicológica, el TOC no se asocia a una causa única, si no que existen una serie de factores de riesgo que predisponen al mismo.


Contribución hereditaria

Parece ser que las personas afectadas por un TOC presentan una vulnerabilidad genética que, además, es influida por situaciones de estrés y factores ambientales.


Lo que se hereda es la naturaleza del TOC, no los síntomas específicos, así, una persona puede tener compulsiones de lavado, mientras que su padre las tiene de comprobación.



Variables biológicas


La teoría neuroquímica sugiere una participación preferente del sistema serotoninérgico por la demostrada eficacia de los fármacos antidepresivos. Inhibidores selectivos de la receptación de serotonina (aumenta serotonina), por que le se presupone una disminución de la misma.




Experiencias vitales tempranas:

- Estilos educativos que enfatizan en exceso la responsabilidad y el perfeccionismo.


- Haber tenido como modelos durante la infancia personas con características obsesivo-compulsivas.


- Formación religiosa estricta donde se considera que pensar algo es equivalente a hacerlo o tan malo como si se hiciera.


- Formación moral estricta que facilita la inflexión entre lo que esta bien y lo que esta mal.




Creencias o modo de pensar
: Las experiencias tempranas facilitan la existencia de determinadas creencias o modos de pensar.


- Responsabilidad exagerada: “Si pienso algo y luego ocurre será mi culpa, tengo que evitarlo”.


- Control absoluto sobre los propios pensamientos: “No puedo pensar ciertas cosas, si lo hago quiere decir que no estoy bien”.


- Sobreestimación de la importancia de los pensamientos: “Pensar algo así es tan malo como hacerlo”.


- Sobreestimación de la probabilidad y gravedad de las consecuencias: “Si he pensado esto lo más probable es que vaya a suceder”.


- Baja tolerancia a la incertidumbre: “Haré todo lo posible por evitar que algo malo suceda si está en mis manos”.


- Perfeccionismo: “Si cometo un error tendrá graves consecuencias”.


Esta última es especialmente característico de las personas con TOC. Estos individuos perciben como esencial la prevención de resultados negativos y se fundamenta en la creencia de que uno tiene el poder en la producción o prevención de las consecuencias negativas.



¿Cómo se explica la aparición de un TOC?




Como he explicado anteriormente, existen una serie factores que nos predisponen a padecer el trastorno (personales, hereditarios, biológicos, etc.), y ante un factor estresante, que puede ser algún acontecimiento externo (ver un cuchillo ), interno (pensamiento, duda o sensación corporal, o cualquier otra cosa, como un E de ánimo deprimido, puede aparecer el trastorno.


Es muy importante el significado que la persona da a las obsesiones una vez se disparan. Si se sobrevalora la importancia de tener un pensamiento negativo (“puedo yo llegar a hacer algo así?, si lo he pensado tal vez sí”, “si he pensado esto, seguramente algo malo va a ocurrir”) es probable que se centre la atención en lo negativo y en la amenaza y se trate de hacer frente luchando contra estos pensamientos.


Esta valoración negativa de los pensamientos o amenazas produce malestar/ansiedad y la persona trata de reducirlo mediante las compulsiones o rituales (limpieza, comprobación, repeticiones, acumulaciones...), la evitación y/o la supresión del pensamiento.


Las personas que sufren TOC creen que si no realizan sus compulsiones o rituales ocurrirán realmente consecuencias catastróficas (como coger una enfermedad, contaminarse, etc.) lo que provoca rumiaciones o sentimientos de culpa. Así pues, las compulsiones tranquilizan, disminuyen la ansiedad y permiten evitar la autoculpabilización. De esta manera se instauran las obsesiones, la persona al sentir una tranquilidad y control mediante la realización de rituales y comprobaciones, refuerza aún más las obsesiones creando un circuito cerrado que se retroalimenta y mantiene el problema.


Tratamiento


Tratamiento Bien Establecido para el TOC incluye, al menos por el momento, solamente a la Terapia de Exposición con Prevención de Respuesta, como tratamiento psicológico. Mediante este método el paciente se enfrenta, deliberada o voluntariamente, al objeto o idea temida, ya sea directamente o con la imaginación. Al mismo tiempo, el paciente es alentado a evitar sus rituales con apoyo y medios provistos por el terapeuta, y posiblemente por otros que el paciente reclute para asistirle. Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan y los efectos positivos perduran una vez finalizado el tratamiento.


También debe incluirse en esta categoría el tratamiento farmacológico con antidepresivos: clomipramina , flouxetina, fluvoxamina y sertralina.



domingo, 15 de febrero de 2015

¿ Qué hablamos cuándo hablamos de amor? El amor según Erich Fromm

Pasado el día dónde todos celebran el amor que fluye en su ser, he vuelto a leer y recordar palabras de Erich Fromm en el "Arte de amar", y quisiera compartirlas.
Para Fromm el amor es una expresión de la necesidad intrínseca del ser humano de evitar la soledad. El acto de amar es considerado un arte, y como cualquier arte hay que aprender, trabajar, esforzarse y mejorar.

"El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un “objeto” amoroso.
Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egotismo ampliado.
Sin embargo, la mayoría de la gente supone que el amor está constituido por el objeto, no por la facultad. En realidad, llegan a creer que el hecho de que no amen sino a una determinada persona prueba la intensidad de su amor. Se trata aquí de la misma falacia que mencionamos antes. Como no entienden que el amor es una actividad, un poder del alma, creen que lo único necesario es encontrar un objeto adecuado, y que después de todo, viene solo.
Puede compararse esa actitud con la de un hombre que quiere pintar, pero que en lugar de aprender al arte sostiene que debe esperar el objeto adecuado, y que pintará maravillosamente bien cuando lo encuentre.
 Si amo realmente a una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo a la vida. Si puedo decirle a alguien “Te amo”, debo poder decir “Amo a todos en ti, a través de ti, amo al mundo, en ti me amo también a mí mismo”.

Decir que el amor es una orientación que se refiere a todos y no a uno implica, empero, la idea de que no hay diferencias entre los diversos tipos de amor, que dependen de la clase de objeto que se ama."

jueves, 12 de febrero de 2015

Hay más soluciones que problemas.

Imagina que estás en casa y te diriges hacia la puerta. Cuando sales, te encuentras frente por frente con tu enorme jardín. Es un jardín verde y lleno de flores. Es el jardín de tu vida. Paso a paso, te adentras en el jardín y te vas fijando en cada una de las plantas y flores que has ido cultivando a lo largo de tu vida. En general, el césped está poblado y lleno de flores de muchos colores. Sin embargo, tú siempre estás pendiente de las malas hierbas. Sólo ves malas hierbas y malas hierbas. Te pasas los días intentando eliminar las malas hierbas, sin reparar en que, además de ellas, tienes un jardín precioso. Como siempre estás centrado en la maleza, no te percatas de la belleza de tus plantas y de tus flores, ni siquiera que poco a poco pueden marchitarse por no dedicarle otro tipo de cuidados. 
De pronto empiezas a fijarte en la planta de los amigos, que está en un rincón del jardín, aislada de las demás, descuidada, y se está secando porque hace tiempo que no la riegas. Por el contrario, a la planta de la familia a veces la riegas demasiado y otras veces la dejas mucho tiempo al sol. Nunca sabes cómo se debe cuidar y continuamente vas probando distintos medios para ver cuál funciona mejor. La planta del trabajo está marchita, le falta abono y hace tiempo que no te paras a sembrar el terreno para que crezca fuerte y sana. Ya no te gusta tanto como antes y por eso has empezado a descuidarla. No crees que pueda volver a tener el mismo aspecto que cuando empezó a brotar. ¿Y la planta de la salud? ¿Está bien o no haces nada por librarla de esos parásitos que tanto la molestan?.
Todas estas plantas han estado más o menos preservadas desde que comenzaste a sembrar el jardín. Sin embargo, tu afán por las malas hierbas han impedido durante mucho tiempo que veas lo hermoso que ha sido siempre y las flores tan maravillosas que tiene. 
Todos los jardines tienen malas hierbas, incluso el del mejor jardinero del mundo. 
Lo importante es que podamos seguir viendo nuestro jardín y seguir disfrutando de él. 

A veces los árboles nos impiden ver el bosque…. ¡Y otras veces la maleza nos impide ver nuestro bonito jardín!

Hay más soluciones que problemas. Céntrate en lo importante y que la maleza no te impida ver tu bonito jardín.

martes, 6 de enero de 2015

Cambios



Como bien indica la frase, si quieres conseguir algo que jamás lograste, debes hacer cosas diferentes y alternativas.

Puede ser que exista algo que no estés haciendo bien o que ni siquiera estés llevando a la práctica.
Puedes que te sientas atrapado en un círculo vicioso y parezca imposible de salir…Te has preguntado qué estás haciendo mal, o mejor…. qué no estás haciendo, y es necesario hacer para lograr el cambio.

Pero a la vez, el cambio asusta, da miedo, pánico, crea incertidumbre, resistencia, tensiones nerviosas, aunque sepamos conscientemente que el cambio nos sirve para mejorar. 

Pueden ser cambios vitales o cotidianos, grandes o pequeños, esperables o no,  que cualquier persona tiene en algún momento de la vida, y que contribuyen a alterar el ritmo habitual de vida y a generar un estado de nerviosismo.

Pero la vida, quieras o no, es una aventura llena de imprevistos y cambios, que deben enfrentarse sin escapar o huir, ya que esto no sería vivir plenamente, sino vivir en un estado de evitación permanente, controlando el no sentir, no vivir. Como consecuencia agravaría las situaciones y tendríamos un cúmulo de conflictos no resueltos.

El enfrentarse a la vida y ser capaz de amoldarse a los cambios de forma adaptativa es una muestra de inteligencia.

Conecta contigo, siente, piensa, reflexiona sobre tu vida y actúa en consecuencia.

Elabora una lista sobre temas que quieres afrontar pero no te sientes preparado e indica los pequeños pasos a seguir para llegar lograrlo.


Tú eres el cambio.