jueves, 31 de marzo de 2016

MINDFUL EATING

Comer es una actividad natural, saludable y placentera para satisfacer el hambre. Sin embargo, en nuestra cultura existe una  obsesión por la dieta, ya sea de comida abundante o limitada,  el comer sin hambre, el consumismo comestible y la culpabilidad que el exceso (real o imaginario) conlleva.

Existe una práctica antigua muy de moda en estos últimos tiempos, con aplicaciones más modernas y científicas, conocida como atención plena o mindfulness.
Esta práctica de atención plena  aplicada a la alimentación nos permite solucionar esta relación de amor-odio con la comida, al sentirnos más conectados, atentos a nuestras necesidades reales y con menores automatismos a la hora de comer.

Pero…¿Qué significa  Atención plena?

El  Mindfulness o Atención Plena es una práctica antigua de meditación que nos ayuda a vivir el momento presente, el aquí y ahora. Presenta las siguientes características:

• La atención está  en el momento presente, atendiendo solo a la experiencia, sin juzgarla.
• La atención plena abarca tanto los procesos internos  como los estímulos externos.
• La atención plena es estar consciente de tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas en el momento presente.
• Con la práctica, la atención cultiva la posibilidad de liberarse de los patrones habituales de reactivos (actuaciones automáticas) de pensar, sentir y actuar.

Por lo tanto…¿Qué significa “Minful Eating”?

Minful Eating significa comer con atención plena, prestando atención a tuS sensaciones, emociones, percepciones, pensamientos y conductas sin juzgarla, simplemente atendiendo a lo que ocurre.
 Comer de forma consciente conlleva dos objetivos fundamentales:

1.  Con la intención de cuidarse a sí mismo
2. Comer con la atención necesaria para darse cuenta y disfrutar de la comida y sus efectos en el cuerpo.

Como se puede ver, comer consciente es mucho más que "comer lentamente, sin distracciones." Si bien esto es ciertamente una parte importante de la misma, comer conscientemente abarca mucho más que todo el proceso de comer.
El Mindful Eating es un proceso que implica:
  • El conocimiento de mis rasgos físicos y emocionales, que puede estar mediando en mi forma de comer.
  • El reconocimiento de los factores que desencadenan el comer sin hambre.
  • El aprender a satisfacer mis necesidades de otra forma más eficaz y saludable que con la comida.
  • Aprender a elegir  alimentos tanto para disfrutarlos y saborearlos, como para alimentar y nutrir de forma correcta mi cuerpo.
  • Aprender a comer para calmar las señales de hambre y obtener una saciedad óptima.
    Características del Mindful Eating

Estas características comentadas sobre lo que es y cómo funciona el Mindful Eating, hace que sea una herramienta muy para lograr una relación más feliz y saludable con la comida.

Muchas personas que tienen problemas con la alimentación reaccionan de forma automática, sin pensar, a sus disparadores o desencadenantes, que pueden ser emociones, sensaciones, o pensamientos. Estos patrones se  automatizan debido a la repetición en el tiempo y por eso es tan difícil de cambiar.

La atención plena nos ayuda a tomar conciencia de estos patrones automáticos, sin enjuiciar, ni criticar y crear una distancia entre los disparadores y la acción de comer, para así hacer una elección más correcta.

Por ejemplo, cada vez que  me noto ciertas ganas de comer, hago una pausa y me pregunto: "¿Estoy realmente hambriento? ", ¿Tengo hambre de otra cosa? ¿De cariño? ¿De amor? ¿De realización? Reconocer que me está faltando en la vida, que necesidad tengo y  la estoy intentando suplir con comida (la necesidad más básica y esencial).

Esto nos ayuda a ser capaz de observar los pensamientos y  notar las sensaciones que me transmite mi cuerpo y  así tener la opción de elegir lo mejor para mí, sin conductas automáticas.  De esta forma es como el comer conscientemente ayuda a romper finalmente con las viejas reacciones automáticas y descubrir opciones más funcionales y que ayudan a tener un equilibrio y un mayor bienestar.

Con la simple pregunta: ¿Estoy realmente hambriento? Se abre un ciclo de preguntas para hacernos conscientes de nuestra alimentación y como cambiarla.
El ciclo del Mindful Eating




lunes, 21 de marzo de 2016

La isla de los sentimientos

En la entrada de hoy presento un cuento muy especial sobre los sentimientos :) 

Erase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor. Todos los sentimientos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila, hasta previsible. A veces, la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo; otras veces, la Constancia y la Convivencia lograban aquietar al Descontento. 

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando por fin la Distracción se dió por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo:


- “Tengo una mala noticia para darles... la isla se hunde..."
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
- “¡No! ... ¿como puede ser? …¡Si nosotros vivimos aqui desde siempre!!!!”
Pero el Conocimiento repitió:
- “La isla se hunde”
- ¡Pero no puede ser!!! Quizás estás equivocado!!!”
- “El Conocimiento nunca se equivoca -dijo la Conciencia, dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser por que se hunde”.
- “Pero... ¿Qué vamos a hacer ahora????” -preguntaron los demás.
Entonces el Conocimiento contestó:
- “Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de abandonar la isla.... Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla, desaparecerá con ella”.
-“¿No podrías ayudarnos?”, preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- “¡No ! -dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto, volaremos hacia la isla más cercana...”
Las emociones dijeron:
- “¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros???”
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que no es zonzo y ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas... Salvo el Amor.
Porque el amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
- “Dejar esta isla... después de todo lo que viví aquí... ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh.... Compartimos tantas cosas...”
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio de irse, el Amor se subía a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacer en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente al lugar desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
-"Quizás la isla se hunda por un ratito... y después resurja.... porqué no???"
Y se quedó días y días midiendo la altura de la marca, para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible... Pero la isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir nada, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande y que, aún cuando se hundiera un poco, él siempre podría refugiarse en la zona más alta.... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él...
Así que una vez mas, tocó las piedrecitas de la orilla ... y se arrastró por la arena... y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa... que otrora fuera enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le agradaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más.... Y el Amor se refugiaba cada día en un lugar más pequeño...
- “Después de tantas cosas que pasamos juntos!!!!- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, solo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Recién en ese momento, el amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la tierra...
Entonces, caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos...
Desde allí podría ver pasar a sus compañeras en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguna de ellas lo comprendiera y lo llevara.
Buscando con los ojos en el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. Se acercó la Riqueza que pasaba en un lujoso yate y el Amor dijo:
- "Riqueza llévame contigo! … Yo sufrí tanto la desaparición de la isla que no tuve tiempo de armarme un barco"
La Riqueza contestó:
- "No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti, lo siento" y siguió camino, sin mirar atrás...
Le pidió ayuda a la Vanidad, a la que vio venir en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores, que también venia pasando:
- "Vanidad" por favor ayúdame".
y la Vanidad le respondió:
- "Imposible Amor, es que tienes un aspecto!!!!...¡ Estás tan desagradable!!! tan sucio, y tan desaliñado!!!!... perdón pero afearías mi barco…”- y se fue.
Pasó la Soberbia, que al pedido de ayuda contestó:
- "Quítate de mi camino o te paso por encima!".
Como pudo, el Amor se acerco al yate del Orgullo y, una vez mas, solicito ayuda.
La respuesta fue una mirada despectiva y una ola casi lo asfixia.
Entonces, el Amor pidió ayuda a la Tristeza:
- "¿Me dejas ir contigo?".
La Tristeza le dijo:
- "Ay Amor, tu sabes que estoy taaaan triste que cuando estoy así prefiero estar sola"
Pasó la Alegría y estaba tan contenta que ni siquiera oyó al Amor llamarla.
Desesperado, el Amor comenzó a suspirar, con lágrimas en sus ojos. Se sentó en el pedacito de isla que quedaba, a esperar el final... De pronto, el Amor sintió que alguien chistaba:
- " Chst- Chst- Chst..."
Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote a remos. El Amor se sorprendió:
- "¿Es a mi?"- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- “Sí, sí -dijo el viejito-, es a ti. Ven, sube a mi bote, rema conmigo que yo te salvo”.
El Amor lo miró y le quiso explicar...
-"lo que pasó, es que yo me quedé...
- "Ya entiendo" -dijo el viejito sin dejarlo terminar la frase- “Sube!”.
El amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de poder ver como el último centímetro de la isla se hundía y desaparecía para siempre...
- “Nunca volverá a existir una isla como esta! - murmuró el amor, quizás esperando que el viejito lo contradijera y le dira alguna esperanza.
- “No -dijo el viejo- como ésta, nunca; en todo caso, diferentes …!
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor se sentía tan aliviado que olvidó preguntarle su nombre. Cuando se dio cuenta y quiso agradecerle, el viejito había desaparecido. Entonces el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
- “¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó... Todos los demás no comprendían que hubiera quedado sin embarcación, pero él me salvó, me ayudó y yo ahora, no sé ni siquiera quién es...”
Entonces la Sabiduría lo miró largamente a los ojos, y le dijo:
-"Es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir. Es el único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es El Tiempo....”