Los seres humanos somos animales sociales, y como tal,
necesitamos de otros para sobrevivir.
Esta necesidad biológica nos lleva a buscar atención, refuerzo, amor y
cariño de los demás.
Ya desde bebé cuando
nacemos necesitamos constantemente atención y cuidado, y esta necesidad se prolonga a lo largo de
nuestra vida, aunque manifestándose de forma diferente. Esta necesidad de reconocimiento y atención se
satisface a través de las CARICIAS.

Existen dos tipos de caricias, las positivas y las
negativas.
·
Caricias positivas; son aquellas que nos hacen
sentir bien, nos dan sensación de bienestar y aumentan nuestra autoestima. Por ejemplo:
Un beso, un abrazo, un gesto cariñoso, un halago, reconocimiento, etc.
Algunas caricias que parecen ser positivas
pueden ser perjudiciales dependiendo de su uso, cuando:
Son excesivas y/o estereotipadas, tienen
intención de manipular a los demás, excluyen otras caricias, y aprueban
comportamientos inadecuados.
·
Caricias negativas; son aquellas que nos hacen
sentir mal causándonos dolor, daño moral o físico y disminuyen nuestra
autoestima. Por ejemplo: insultos, golpes, gestos de desaprobación, gritos,
etc.
Otras caricias negativas son las
siguientes:
ü
Caricias de lástima, que fomentan el
desvalimiento o disminuyen la autoestima. “pobrecilla, que pena que no…”
ü
Insultos disfrazadas de broma.
ü
Comparaciones, “pintas muy bien, pero mira que
trabajo tan bueno a hecho María”.
ü
Falsas caricias: Pueden parecer positivas pero
no lo son, “eres muy fuerte para ser una chica”.
ü
Insinceras, no se sienten de verdad, se hacen
por cumplir.
Hay veces que no obtenemos las caricias que necesitamos, o
no son las adecuadas, o no expresamos la necesidad de estas caricias e
igualmente no las ofrecemos, todo ello dependerá de nuestras normas internas
establecidas de caricias.
Como he comentado todo ser humano tiene necesidad
biológica de ser reconocido, y a falta
de caricias positivas las personas buscamos caricias negativas, ya que son
preferibles a no tener caricias. Por ejemplo, un niño muy bueno y responsable
nunca es halagado o no recibe ningún tipo de atención cuando se comporta así,
sin embargo cuando hace alguna travesura sus padres tienden a castigarle y por
lo tanto mostrar atención e interés. Este niño prefiere tener caricias negativas
que la desatención de sus padres, aunque sea en forma de gritos y castigo.
Claude Steiner afirma que existen unas Leyes de economía de
caricias que son una serie de normas provenientes de los padres que son
irracionales y prejuiciosas e impiden un libre y sano intercambio de estímulos
sociales constructivos, produciéndose
así escasez de caricias y obligando a las personas a buscarlas de manera
forzada, artificiosa y complicada.
A pesar de ello, esas normas son aceptadas por numerosas
culturas, grupos y organizaciones, provocando daños que abarcan desde la simple
insatisfacción, hasta infelicidad matrimonial y familiar, depresiones,
adiciones, alcoholismo, obesidad, trastornos psicosomáticos,…
Estas leyes de escasez de caricias impiden un sano desarrollo
de la persona consigo misma y con su alrededor, por lo que es muy importante
conocerlas, evitarlas y modificarlas por las leyes de la abundancia de
caricias, que nos hacen sentir bien y felices.
LEYES DE ESCASEZ DE CARICIAS
1.No des las caricias positivas que corresponden.
2.No aceptes las caricias positivas que merezcas.
3.No pidas las caricias positivas que necesites.
4.No te des las caricias positivas a ti mismo.
5.No rechaces las caricias negativas destructora.
LEYES DE ABUNDANCIA DE CARICIAS
1. Da abundantes caricias positivas cuando corresponda.
2. Acepta las caricias positivas que mereces.
3. Pide las caricias positivas que necesitas.
4. Date caricias positivas a ti mismo.
5. No aceptes caricias negativas destructoras.
2. Acepta las caricias positivas que mereces.
3. Pide las caricias positivas que necesitas.
4. Date caricias positivas a ti mismo.
5. No aceptes caricias negativas destructoras.